LAGOA AZUL
Rio. BR
Una calurosa mañana de Diciembre, al compás de “onda onda” salimos de la Estação Santa Luiza en la escuna que nos llevaría a recorrer algunas islas de Angra dos Reis.
Nuestro primer destino fue la Ilha de Cataguases, donde hicimos el “mergulho” bautismo, el pintoresco barquito tira el ancla por media hora para que te zambullas al agua y nades un rato en una porción de mar de 4m de profundidad.

Nuestra segunda parada fue Lagoa Azul, aquí fue donde sentimos que la magia sucedía. Lagoa Azul es una piscina natural, un acuario donde todo se trata de nadar, observar y alimentar a los pececitos que nadan amigablemente a tu alrededor. Ya en esta parada, nos encontrábamos a mayor profundidad, y nos permitía jugar un poco más en estas aguas.


Desde que llegamos a este punto y todo el tiempo que allí estuvimos permanecimos en el agua. La transparencia del mar en este lugar nos permitía vernos a una buena distancia, los peces de colores se acercaban curioseando y nosotros con calma nos quedábamos flotando para no interrumpir su nado.
Al salir a la superficie veíamos como el barco formaba parte del paisaje como una escena de película de piratas, rodeado de algunas porciones de tierra con mato tupido, que conformaban las islas de este archipiélago al sur de Rio.



Al sonar la sirena debíamos volver a embarcar, para poder continuar a nuestra próxima parada: La Freguesia de Santana.

Al pasar el mediodía, concluimos el paseo con nuestra última, pero no menos importante (Debido al hambre que se tiene a estas alturas después de tanto mergulho) parada, la Praia de Japariz, aquí nos esperaba un buffet típico brasilero para recuperar las energías y un poco más de playa para disfrutar.
